sábado, 16 de febrero de 2008

Lo suyo era la suavidad (re-publicación)

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Picture 46 No sé si es por raza o capricho, tal vez genético. Vaya uno a saber. Pero a mi Malú le gustaba mucho la suavidad. En verano se tiraba en el patio de piso de cemento (el quasi garaje) a "tostarse" hasta tener ese olorcito a medio cocido tan propio de ella. La cuestión era calentarse. En pleno verano, al mediodía y luego claro, pasar por la cocina para terminar su balde con agua fresca.

Pero en invierno la cosa cambia. Durante el verano no solía pasar mucho tiempo en sus sillones (el del estudio y el de la sala comedor), sino más bien en el piso de la sala comedor que es de madera y a veces en el del estudio siempre y cuando estuviera abierta la puerta que da al patio principal (el quasi garaje pues).
 
La cuestión es que no le gustaba su batita o chompita de tela polar (creo que a ningún perrito le gusta). Pero en el caso de ella era casi perseguirla para que se la ponga. Muchas veces renegué y me enojaba con ella por las mañas que hacía, como tirarse al suelo y no levantarse (tenía literalmente que cargarla en peso y no era liviana como buen pastor alemán). Pero al final se la ponía, se sacudía y a otra cosa los pastores.

En las noches frías en que no la dejaba afuera (sobre todo cuando garúa fuerte aquí, pues en Lima no llueve), la llevaba a mi cuarto para que duerma conmigo. Bueno, esa era la idea. Y se dormía sobre el edredón (es un edredón de plumas de ganso, sumamente suave, mullido y abrigador para el que está debajo de él) y roncaba, quedito pero roncaba. Yo programo siempre la televisión para que se apague si o si a la 1am, y un día noté lo siguiente. Ella recontra dormida, apenas sintiendo su respiración, pero ni bien se apagó el televisor, levanta su cabecita mirando a la puerta con ese gesto de medio dormida aún. Luego me mira (siempre echada, sólo su cabeza levantada) y se incorpora “pero muy lentamente”. Me mira fijamente en la obscuridad y luego bien despacito avanza hasta el filo de la cama y baja “patita por patita”. Luego vuelve a mirarme por un rato y bien calmadita se retira de mi cuarto, baja las escaleras y se va a la sala comedor, se sube a su sillón preferido y a seguir roncando.

No me quejo. Cada quién tiene sus gustos para dormir. Pero siempre me enterneció ese gesto suyo de mirarme y bajarse bien despacito. Cuando se les ama como yo y mi familia las han amado y siguen amando, se integran como un miembro más de la familia. Los perros están aquí para recordarnos que tenemos un nexo con la naturaleza que no debemos perder.

Afortunados los que fueron amados por un perrito. Yo fui y sigo siendo un hombre afortunado en ese aspecto. Todas las que vengan más tarde siempre sabrán de su hermana Malú, y así continuará mientras tenga vida. Juega, retoza y diviértete hija mía, yo sabré esperar el tiempo que tenga que esperar para poder reunirme contigo otra vez. Te extraño mucho.

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Original publicado el Miércoles 19 de Diciembre del 2007
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lunes, 11 de febrero de 2008

Malú y el sillón del estudio

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No, si sé que han escuchado esta expresión: “a mi perro sólo le falta hablar”. Estoy conciente de ello y no pretendo descubrir nada nuevo sobre el tema. Pero una cosa es haberlo escuchado y otra haberlo vivido. A mi Malú le enseñe lo básico: venir por su nombre, sentarse, echarse, esperarme quieta en un lugar, dar besitos, caminar a mi lado, y esas cosas que ayudan a la formación del perrito. Pero hubieron cosas que ella misma desarrolló, ignoro realmente como. Verán, en mi estudio, el lugar donde trabajo con mi computadora y toco piano, hay una pequeña salita conformada por un sillón de 2 cuerpos y una mesita de centro (creo que asi se le llama).

Picture 13 La cuestión es que en ese sillón hay 4 cojines. Mi Malú como todos los perritos con pelo, tiene etapa de muda y cuando no, siempre dejan sus pelitos por ahí. Pues bueno, cuando le doy permiso para subirse, pongo los cojines a un lado, encima de la alfombra. Una vez sin embargo la pillé haciendo esto: entró a mi estudio bien despacito y sin hacer ruido, y con su boca empezó a quitar uno a uno los cojines, los colocó más o menos donde yo los pongo cuando los retiro y se subió al sillón. Hay veces en que estando los cojines en el suelo, y en el sillón algo lo esta ocupando (mi casaca, libros, cosas en fin), ella mira con atención los objetos que estan en su sillón y suspira (siempre lo hizo) y se hecha donde estan los cojines.

Picture 15 Así era mi Malú. Tenia sus cosas y detalles. Como extraño esos momentos. Pero se muy bien que ella sigue conmigo porque a raíz de su partida, he prendido una velita misionera que renuevo siempre, que se encuentra ahora frente a la urna donde estan sus cenizas, y bueno, se le reza siempre que se prende la velita (a veces no soy yo quien la prende sino mi mami o mi tía). Pero ya van varias veces (no es broma) que cuando rezo de noche al cambiarle la velita, escucho claramente el sonido que producía al meter la cabeza por la puerta voladiza que hay en la puerta que da al jardín (por ahí sólo puede entrar y salir mi pekinesa Mishka y Malú cuando era cachorrita) para verme o para que le de su cariñito de buenas noches. La última vez fue bien notorio el ruido. Por eso se que ella sigue con nosotros, y tal vez aprovechando la noche para entrar al estudio a recostarse en su sillón.

Disculpen la calidad de las fotos pero las tomé con mi webcam.
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domingo, 3 de febrero de 2008

Te volví a ver después de un tiempo....

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No, no es broma. Les voy a contar. Sé que dirán que es sugestión y todo lo demás, pero yo creo firmemente que no es así. Les voy a contar en orden para poder dejarme entender mejor. En Diciembre del año pasado, fui a visitar a mi cuñada, la esposa de mi primo, por quien siento un gran cariño, respeto y siento además afinidad en varios aspectos, y no es porque ellas sea psicóloga, sino por la calidad de persona que es. Todavía estaba muy fresca (y sigue estándolo) la herida por la pérdida de mi amada Malú, y ella (mi cuñada) me comentó que ella cree firmemente en los espíritus y me refirió algunas anécdotas que ella vivió y en cada una de ellas hablaba de haber olido un aroma fuerte de flores o incienso.

El 12 de Diciembre, en una oportunidad me quedé totalmente solo en casa, pues habían salido mi mami y mi tía llevando a Mishka a la veterinaria para su vacuna anual. Se me ocurrió, entonces, poner en práctica algo que tenía rondando en mi cabeza desde que regresó Malú luego de ser incinerada: tocar sus cenizas. Admito que era para "ver si algo pasaba", nada más.

malu-y-minitezAl ver que no podría fácilmente quitar la placa de vidrio que cubre la urna, desistí para evitar romperla, porque a veces soy medio torpe. Ahora bien, la urna esta sobre un mueble en la sala comedor, justo detrás del comedor, flanqueada por 2 grupos de vasitos y adornos de porcelana que fungen como floreros, con geranios y otras florecitas que crecen en nuestros jardines (tenemos uno grande y otro pequeño). Estaba colocando delicadamente la urna cuando "accidentalmente" boté uno de los vasitos y bueno, se mojo el mueble pero la urna no, menos mal. Tomé esto como un mensaje de Dios "por meterme en lo que no debo hacer" y todo eso, nada del otro mundo, cosas que pasan y que uno luego siente ese sentimiento de remordimiento por que lo hice.

Ahora, me dirigí al patio interior para ir al almacén para sacar algún trapo para secar y cuando pasé por el patio, que es también lavandería, por el costado de una frazada (que inicialmente pensé que era la que usaba de bebe) sentí un olor a incienso fuerte. No es broma. Y ese olor se mantenía ahí las 2 o 3 veces que pase, pero me siguió a la sala comedor y a mi estudio, que por ser alfombrado, tiene un olor muy particular, pero igual lo seguía sintiendo. No pensé que pudiera ser Malú precisamente en ese momento, pero luego cavilando y sobre todo luego de conversarle a mi mami al respecto, sucede que ese día se cumplía 1 año y 1 mes del fallecimiento de mi padre, y la verdad no había reparado en ello. Mi cuñada llegó a la conclusión que era él el que estuvo ahí y lo que hizo fue para darme a entender que no me deje ganar por el dolor de la pérdida de Malú y siga mi vida.

Siempre en Diciembre, no recuerdo bien la fecha, en la noche bajé para prenderle la velita que desde que partió le prendo diario, siempre tiene una velita prendida (aunque a veces no por mi negligencia, lean esto para que sepan de que hablo) ocurrió el hecho a que hago referencia en el título. Varias veces, antes de esto, había escuchado el ruido que ella hacía al meter su cabecita por la puerta va-y-ven que tenemos en la puerta que da al jardín, por donde sale normal Mishka, pero Malú no por su tamaño. Bueno, luego de prenderle la velita y rezar un padre nuestro y un ave maría, pedir algunas cositas a Dios y decirle otras a Malú, me persigno para terminar, pongo la mano izquierda (por lo general) sobre su urna y la acariño (como siempre), volteo y la veo en un rincón, justo casi a la entrada de la cocina, echada como una esfinge, con su cabeza erguida y sus orejas paradas, con una mirada tranquila como si nada hubiera pasado.

De verdad la vi. Por una fracción de segundo la vi. Desde entonces se que ella siempre estará con nosotros, en casa, rondando por ahí y por allá, cuidándonos a su manera. Eso es todo. Volví a ver a mi Malú.

P.D.
La foto que incluyo era de la época en que vivía conmigo una gata, que ahora esta, junto con la foxterrier Cokie, con mi ex-esposa. Extraño a la gatita, pues le gustaba hacer su cama encima de mi pecho por las noches. Bueno, cosas de la vida.

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Copyright © Mi amada Malú