jueves, 28 de abril de 2011

Memorias de mi hija

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En casa he dejado varias cosas, desde que partiste, intactas y algunas otras, por el paso del tiempo, algo cambiadas. Esta tu sillón, en la sala comedor, donde nadie puede sentarse excepto yo y que por más de 3 años estuvo la manta que cubría el sillón para evitar que tus suave pelaje dejara la marca característica que dejan los perritos en los muebles. 3 años sin lavar, lo confieso, porque no quería que tu aroma se perdiera. Pero por higiene tuve que mandarlo a lavar pese a que lo sacudía seguido. Sin embargo, nadie podrá sentarse ni poner cosas en tu sillón, excepto yo.

 

Luego esta las cobijas y camita que te armé para tus últimos días, que los pasaste en el comedor, ellos están enrollados y limpios (aspiradora) encima del sillón que tengo en mi estudio, en la misma posición que asumías las veces que entrabas y te subías al sillón para descansar plácidamente.

 

En la cocina sigue el plato para agua que usabas, no se ha cambiado de sitio y siempre le cambio de agua. Tu hermana, Mishka, también lo utilizaba por cierto. Extraño tu presencia, tu respiración detrás de la puerta del estudio cuando te sacaba al jardín, porque era la hora, pero siempre me buscabas, buscabas estar cerca de mi.

 

Que vacía esta la casa mi amor. Pero al mismo tiempo que llena de recuerdos.

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Copyright © Mi amada Malú