miércoles, 5 de diciembre de 2007

En memoria de mi Malú

20 de Diciembre del 2001 - 31 de Octubre del 2007

Empezar un nuevo día sin su presencia en la casa, no se siente extraño hasta que el sol termina de calentarla. Los hábitos luchan por mantenerse vivos, y apenas uno percibe que algunas rutinas son más fuertes por el dolor de tu ausencia. Si en verdad me parece que con tu partida se han ido los colores del mundo. Puedo explicar el conflicto de emociones precedido por las palabras "si hubiera", e inclusive puedo explicar por qué mi memoria es tan selectiva y crítica para mostrarme los eventos más duros como cuando me enojaba contigo exagerada e injustamente. Sin embargo la capacidad de poder explicar y entender lo que pasa por mi mente y mi alma no me pudo preparar para el cambio que empezó a obrar en mi desde el día en que partiste.

Con el paso de los días descubrí que tu ausencia no se manifestaba tan dramáticamente como al inicio, y me sobrecoge el sentimiento de vergüenza por haberme acostumbrado tan pronto a tu alejamiento. Sé que no es la forma más precisa de mesurar mis sentimientos hacia ti sino probablemente la forma de entender que toda experiencia por dolorosa que está sea, nos depara una enseñanza que nos ayuda a madurar y enfrentar la vida con mayor soltura, presencia y seguridad.

Los sentimientos más hermosos y puros que podamos experimentar no pueden ser descritos con palabras, ni comunicado con frases, ni manifestados con gestos, pues simplemente se siente y existe aún cuando no hay un contacto visual sino un simple saber que estamos a un tiro de piedra de distancia, y sólo basta ir de un lugar a otro en la casa para encontrarnos y saber que el amor que sentimos es recíproco no importando que soy un ser humano y tú una perra maravillosa.

Tu partida me hace preguntarme sobre qué abrá después que uno deja este mundo. Un gran artista al que yo admiré mucho dijo una vez sobre el tema "prefiero creer que sí existe otra vida después de esta pues sería muy triste que todo terminara cuando cerráramos los ojos". Tu partida despertó en mi el hambre de fé y parece que lo que no pudo hacer el hombre lo hizo una mascota. El día que miré tus ojos por última vez sin saberlo empezaba una nueva etapa en mi vida. No es una etapa esperada ni mucho menos deseada con vehemencia, pero parece que es una etapa para la que ya estoy preparado. De niño siempre solía decir con aire de autosuficiencia exagerada y un matiz filosófico que casi rozaba con lo caricaturesco, que uno viene a este mundo para cumplir una misión y que cuando la cumple se debe de retirar para dejar espacio a los que vienen a cumplir nuevas misiones. Suena como que somos simples peones en un juego de ajedrez místico, donde no parece haber libre albedrío. Ahora adulto me doy cuenta de que hay mucho de verdad en lo que pensaba de niño pero entendido desde otro punto de vista por supuesto.
Descubrir de lo que somos capaces de hacer por amor a alguien suele venir acompañado de un dolor y una angustia porque parece que ése es el mejor abono para que floresca en nuestro espíritu la fraaganciosa rosa del amor incondicional. Pero también solemos descubrir de lo que somos capaces de sentir habiéndolo ignorado por mucho, mucho tiempo. La condición de humano tiene muchas limitaciones, la condición de ser una mascota tiene muchas ventajas, y la verdad lamento mucho no haber aprendido de ti todo de lo que eras capaz de enseñarme.
Las confesiones en solitario tienen un carácter melodramático muy especial, y al mismo tiempo representan un gesto inequívoco de que, preparado o espontáneo, uno va asumiendo poco poco el conocimiento de la nueva vida que está empezando y que parece seguir el derrotero de siempre, y aunque el paisaje sigue siendo el mismo, al haberte llevado los colores del mundo con tu partida ha dejado una gama de colores diferente que alegra mi vida y tranquiliza mi espíritu de una forma que sólo tú podrías haberlo hecho. Has dejado un vacío tan grande que si no aprendo yo de ello será un espacio desperdiciado. Has dejado una enseñanza tan profunda que si no soy capaz de aprender de ella entonces no podré continuar el camino que estoy andando y ambos sabemos que tengo que andarlo. Sólo no estoy y nunca más lo voy estar porque eres parte de mi ahora y para siempre, y lo que disfrute y sufra lo disfrutaré y sufriré contigo, pues de una forma u otra lo que fue unido en este mundo con el amor que nos tuvimos no puede ser separado. El amor es uno y sólo varía la intensidad y la forma de manifestarlo pero no entiende ni de forma, género ni especies.
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2 comentarios:

Darcy dijo...

Siento mucho la pèrdida de Malù. Sè perfectamente como te sientes, yo tambièn tuve un perro que se nos fue...

Donde quiera que estè ahora, estoy convencida que èl no querrà verte triste.

Mi màs sinceras condolencias.

Rómulo dijo...

Muchas gracias por tu comentario Darcy, se que ella esta muy contenta con tu aprecio e interés. Mi Malú fue mi primer pastor alemán, una hembrita hermosa y cariñosa. Un cáncer nasal fulminante se la llevó en cuestión de semanas. Pero se que ahora esta mejor y es cuestión de tiempo para que cuando me toque a mi partir, nos volvamos a reunir. Muchas gracias en verdad por tu comentario, el primero de mi blog por cierto. Gracias!!!!!!

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